La voz de adentro
de Luis Pescetti del libro Natacha
– Mami ¿La voz que tenés adentro de la cabeza se parece a la voz que tenés afuera?la-voz-de-adentro
– … (ay) ¿Cómo?
– Sí, mirá, ¿viste la vocecita de adentro de la cabeza de cuando pensás?
– … sém.
– ¿Es igual o es distinta a la voz que tenés cuando hablás?
– Mm… creo que es igual, no sé, nunca lo había pensado… sí, me parece que es igual ¿Por?
– Porque la que yo tengo a veces se parece a la de Pati, a veces a la tuya y a veces a la mía…
– Es que…
– … pero no se parece tanto a la mía, porque yo grito y hablo rápido y la de adentro habla siempre así, suavecito, y no se apura nunca, siempre igual.
– Pero, Nati, no es que tu voz de adentro sea como la de Pati, es que a veces te acordás de la voz de Pati y es como si la oyeras adentro de tu cabeza.
– Pero es que la oigo diciendo cosas que nunca me dijo Pati.
– Entonces será que te imaginás cosas que Pati podría decir, con su voz, igualita y todo.
– … (mmm).
– …
– Yo una vez me imaginé algo que me decía Pati, pero me salía con la voz de la abuela.
– ¿De veras? Y yo una vez soñé con una zapatilla que me hablaba con la voz de la tía.
– ¡Buenísimo, mami! y yo una vez escuché la voz del tío pero no tenía nadie adentro, era nada más la voz…
– ¡Qué bárbaro, Nati! Y yo una vez escuché una voz que no hablaba ni hacia ningún ruido.
– ¡¿Y cómo sabías que era una voz si no hacía ruido, mami?!
– Porque la miré a los ojos.
– ¿Era una voz o una persona?
– Una voz.
– ¡Las voces no tienen ojos!
– Bueno, yo no le vi los ojos, pero más o menos calculé por dónde tenía la panza.
– ¡¿Le viste la panza?!
– No, la panza, panza, no, escuché el ruido que hacía la panza.
– ¿La panza también hacía un ruido mami?
– Dos ruidos hacía, Nati
– ¿¿¿¿Cómo dos ruidos?????
– Y sí, dos ruidos Nati, pero no se oían.
– ¿Y cómo los oíste si no se podían oír? … ¡Mami, me estás mintiendo!
– Nataaaachaaa ¿Cómo pensás que te voy a mentir? Te estoy contando una cosa.
– ¿¡Y qué te decía la voz, mami!?
– Me hablaba así, Nati, muy bajito, muy muy muy bajito…
– ¿Y qué te decía?
– (susurrando) No hables fuerte, Nati, porque no quiero que la voz me oiga.
– (susurrando) ¿Y qué te decía, mami?
– (susurrando) Natacha se tiene que ir a bañar…
– ¡Mami! ¡Ufa! ¡Era una broma!
– ¡No, Nati! ¡Te lo juro! (susurrando) me decía así, Natacha se tiene que bañar porque está muy sucia…
– ¡No, mami! ¡En serio! ¡Mirá que si mentís te va a crecer la nariz!
– (susurrando) Y mi voz me decía, ¡Uy! ojalá no nos crezca la nariz porque Natacha todavía no se bañó y huele horrible.
– ¡No me quiero bañar!
– …
– … ¿en qué pensás?
– … perfecto; no te bañes
– ¡¡¡¡¿¿¿¿ Por ????!!!
– ¡No quiero que te bañes!
– ¿¿¿¿… !!!! Pero… ¿seguro?
– ¡Natacha! ¡Te prohibo que te bañes!
– …
– …
– … ¡y qué! ¡si yo me quiero bañar, ¿y qué?!
– No te dejo.
– Y yo voy igual.
– Pero yo no te doy permiso, Natacha.
– (corre) ¡¡¡Mamiii!!! ¡¡¡Ya me estoy quitando la ropa!!!
– ¡Natacha! ¡No te bañás!
– (je je je) ¡Mamiii! ¡Abrí el aguaaaaaa!
– ¡Salí de ahí, Natacha!
– (je je je) ¡¡¡Ya me estoy bañaaandooooo!!!
Extraído de https://www.luispescetti.com/la-voz-de-adentro/
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